En una ocasión, el mulá Nasrudín se dirigía a algún lugar en su burro, que iba a buen ritmo.
Un amigo le preguntó:
-¿Adónde vas, Nasrudín?
-Si quieres que te diga la verdad, no lo sé. No me lo preguntes a mí, pregúntale al burro –respondió Nasrudín.
El amigo no comprendió nada, así que preguntó:
-Eres amigo mío, así que te seré franco. Este burro es tenaz y testarudo, y siempre está creando dificultades.
Cuando paso por un mercado o una población, si insisto en que debemos ir por este lado, él insiste en ir por otro; y cuando vamos de mercado entonces resulta ridículo, soy el hazmerreír de todo el mundo.
¡La gente me dice que ni siquiera me sigue mi propio burro!
Así que me he propuesto ir allí donde él quiera ir.
Así todo el mundo pensará que el burro me sigue, aunque no sea cierto. Pero el burro es feliz y mi prestigio está a salvo.
Todo gran líder no hace sino seguir a sus seguidores.
Lo único que tiene que hacer es enterarse de dónde sopla el viento y adelantarse.
Ese es el secreto de ser un gran líder:
ser capaz de saber qué quiere la gente.
Hay que ofrecerles un eslogan antes de que sean conscientes de lo que quieren, de esta manera te seguirán.
OSHO