miércoles, 24 de marzo de 2010

LA DICHA, ES LA PAZ ABSOLUTA, QUE NI EL DOLOR, NI EL PLACER PUEDEN PERTURBAR.-OSHO


Para celebrar su cuadragésimo aniversario, Seymour y Rose volvieron a la habitación de la segunda planta del hotel en la que habían pasado la luna de miel.
-Como esa primera noche, nos desnudamos, nos ponemos en rincones opuestos de la habitación, apagamos la luz y corremos a abrazarnos.
Se desnudaron, se pusieron en rincones opuestos, apagaron la luz y corrieron a abrazarse. Pero su sentido de la dirección se había embotado tras cuarenta años; Seymour pasó junto a Rose y se cayó por la ventana.

Aterrizó en el jardín, aturdido.

Dio unos golpecitos en la ventana del vestíbulo para llamar la atención del recepcionista.

-Me he caído. Quiero volver a mi habitación pero estoy desnudo.
-No se preocupe -dijo el recepcionista-. No va a verlo nadie.

-¿Se ha vuelto loco?

¡Tengo que pasar por el vestíbulo y voy desnudo!

-No va a verlo nadie -insistió el recepcionista-.
Está todo el mundo arriba intentando arrancar a una señora del tirador de una puerta.

¡Qué tonta es la gente!

No sólo los más jóvenes; cuanto más viejo, más tonto te pones. Cuanta más experiencia, parece que se acumula más estupidez en la vida.
Raramente ocurre que una persona empiece a observar su propia vida.
Observa en qué consiste tu sufrimiento, qué deseos lo causan y por qué sigues aferrado a esos deseos.
Y no es la primera vez que te aferras a esos deseos; siempre has vivido así, y no te ha llevado a ninguna parte.

Vas trazando círculos, y no logras crecer.

Sigues siendo infantil, estúpido.

Naces con la inteligencia para llegar a ser un Buda, pero la malgastas en cosas innecesarias.

OSHO

viernes, 19 de marzo de 2010

ARRIÉSGALO TODO POR SER NATURAL Y NO TENDRÁS LAS DE PERDER-OSHO


He oído contar que tres sacerdotes se dirigían hacia Pittsburgh. Llegaron a la ventanilla para comprar los billetes y la mujer que los vendía era extraordinariamente hermosa. Sus ropas eran casi inexistentes, tenía unos hermosos pechos y un escote en Ve. El más joven de los sacerdotes fue hasta la ventanilla, pero se le olvidó todo sobre el viaje: sólo veía dos bonitos pechos.
La mujer le preguntó:
-¿Qué puedo hacer por usted?
-Tres billetes para Tetasburg -dijo él.
La mujer se enfureció:
-¡Oiga, usted es un sacerdote! -dijo.
El segundo se aproximó y le echó a un lado. Le dijo a la mujer:
-No se enfade, él es nuevo, inmaduro. Haga el favor de darnos tres billetes para Tetasburg.
La mujer le miró,
¿Estos hombres están locos o qué?
-... Y recuerde una cosa: me gustaría que me diera el cambio en monedas de pezones y duros.
La mujer empezó a gritar y a chillar:
-¡Esto es demasiado!
Entonces, el sacerdote más viejo se acercó y le dijo:
-Hija mía, no se enfade. Estos hombres viven en un monasterio, no salen, no ven nada. Debería de ser un poco más comprensiva con ellos: han renunciado a la vida.
¡¡¡Cálmese!!!.
Bueno, necesitamos tres billetes para Tetasburg.
La mujer no se lo podía creer; ¡los tres parecían idiotas!
El viejo sacerdote dijo:
-Recuerde una cosa, se lo advierto: use ropas más convenientes para cubrir su hermoso cuerpo. De lo contrario, el día del Juicio Final San Dedo ¡le señalará con su Pedro!

Esa es la situación de la persona obsesa. Cuanto más niegas tu vida, más te obsesionas con ella.
Hasta ahora, no hemos permitido que el hombre viva una vida sin obsesiones.
Todas las religiones y los gobiernos están enfadados conmigo por la sencilla razón de que estoy a tu favor, a favor de tu libertad y de una vida sin obsesiones; una vida pura, que fluye naturalmente, dichosa, haciendo de toda la vida un paraíso.
No estamos buscando ningún paraíso en las nubes.
Si está ahí, lo alcanzaremos, pero primero tenemos que crear el paraíso aquí en la tierra, esa será nuestra preparación.
Si podemos vivir en un paraíso aquí en la tierra, entonces donde quiera que esté el paraíso es nuestro; nadie más puede reclamarlo;

¡No, al menos, esos sacerdotes, monjes y monjas!

Todas esas personas están destinadas al infierno, porque en la superficie son una cosa y en su interior son exactamente lo opuesto.

Trata de ser natural.
Arriésgalo todo por ser natural y no tendrás las de perder.

OSHO