—Perdone, señora, pero ha llamado a los bomberos —le contestaron—.
Tiene que llamar a la policía.
—¡No, por favor! —replicó la anciana, suplicante—.
Quiero hablar con los bomberos.
¡Si lo que necesita ese joven es una escalera más larga!
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—Fíjese, doctor, mi pobre marido —dijo la señora Ginsberg a su psicoanalista, tirando de su marido—.
Está convencido de que es un parquímetro.
El psicoanalista miró a aquel hombre, todo silencioso, hecho un asco y preguntó:
—¿Por qué no dice nada? ¿Es que no puede hablar?
—¿Y cómo va hablar con todas las monedas que tiene en la boca? —replicó la señora Ginsberg.
Vivimos en un mundo de locos, en un mundo penoso.
Si no te distancias de la psicología de las masas y manifiestas tu auténtica realidad, acabarás ahogándote en la porquería de este mundo.
Desde mi punto de vista, el sannyasin es quien hace todos los esfuerzos posibles por librarse de la locura para la que lo han condicionado.
La sensibilidad te ayudará enormemente a ser cuerdo, sensible. Y si sigues por el buen camino, acabará en la meditación, y por último en la experiencia mística de la iluminación.
Osho
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