Un día Mulá Nasrudin dijo:
-Algunas personas están muertas cuando parecen estar vivas, y otras están vivas aunque parecen estar muertas.
-¿Cómo podemos averiguar si un hombre está muerto o vivo?
Y repitió la última frase en voz tan alta que su esposa la oyó y le dijo:
-Estúpido! Si sus manos y pies están fríos sabrás que está muerto.
Unos días después Nasrudin estaba cortando leña en el bosque cuando se dio cuenta de que sus extremidades estaban casi congeladas por el frío.
Entonces dijo:
-Parece que me llega la muerte... pero los muertos no cortan leña. Han de estar comodamente acostados, porque no necesitan movimiento físico.
Y se tumbó bajo un árbol. Justo entonces una manada de lobos, muy hambrientos debido al crudo invierno, pasó por allí. Creyendo que Mulá estaba muerto saltaron sobre su asno y se lo comieron.
-Así es la vida pensó Mulá. Una cosa condiciona la otra.
Si hubiera estado vivo, no os habríais tomado tantas libertades con mi asno.
La muerte es pasividad. No puedes hacer nada.
Si estás tratando de aprender a morir y eso es lo mismo que intentar aprender; no son dos artes, sino uno sólo entonces debes aprender a ser pasivo en el más alto grado.
Siempre estás haciendo algo; tu mente nunca te permite estar pasivo. La mente ansia actividad porque a través de la actividad la mente permanece viva.
Intenta ser pasivo unos instantes cada día.
Si puedes permanecer pasivo durante una hora todos los días, una diferente dimensión de conciencia se te revelará.
Eso es técnicamente conocido como" meditar" mantenerte pasivo por unos instantes.
Durante veintitrés horas haz lo que quieras en la vida es necesario el trabajo, la actividad pero la vida también necesita un equilibrio entre actividad e inactividad, de modo que, por lo menos de vez en cuando, vuélvete completamente inactivo. Piensa como pensó Mulá :
-Durante una hora estoy muerto.
Deja entonces que el mundo continúe con lo que está haciendo; durante una hora permanece completamente muerto a ello.
OSHO
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