miércoles, 27 de agosto de 2008

Yo te digo: solo has de renunciar a una cosa, que es el pasado y nada más.


Si eres capaz de renunciar al pasado te sentirás completamente renovado, recién nacido, y vivir en esa renovación es tal dicha, tal éxtasis que no se te ocurrirá escapar de ella ni un solo momento. Quien se conoce a sí mismo jamás se toma vacaciones. Pero la mayoría de las personas se comportan de una forma absurda...


Un estadounidense circulaba por una pequeña carretera rural de Irlanda y se quedó horrorizado al ver un carro cargado de heno que salía del prado y se internaba en la carretera. Apretó los frenos pero no pudo pararse a tiempo y acabó traspasando la cerca y el coche estalló en llamas en el prado.
¿Has visto? —le preguntó Paddy a su amigo Seamus, que conducía el carro de heno—.
Qué mal conducen algunos turistas de esos. Hemos salido del prado justo a tiempo.


A un viejo agricultor que araba sus tierras con un par de toros le preguntó un vecino por qué no trabajaba con bueyes.
—No quiero bueyes —contestó el agricultor—. Prefiero los toros.
—Pues si no quieres bueyes, ¿por qué no usas caballos? —insistió el vecino.
—¡No quiero caballos! —replicó el agricultor—. ¡Quiero toros!
—¿Y si usaras el tractor que acaba de comprar tu hijo? —intentó el vecino.
—Tampoco quiero tractores. Prefiero los toros —aseguró el agricultor.
—¿Y por qué solo quieres toros? —preguntó el vecino, ya sin saber qué decir.
—Porque no quiero que se piensen que todo en la vida es romance.



Esa es la situación en la que naces, en la que te han condicionado. Nadie quiere que sepas que la vida es puro romanticismo. Y ese es mi delito, porque en eso consisten mis enseñanzas: en que la vida no es sino romanticismo.


Una pareja de recién casados fueron a Miami y se registraron en el hotel para pasar la luna de miel. No se los vio durante días, hasta la mañana del sexto, cuando entraron en el comedor a desayunar. Cuando se acercaba el camarero, la mujer le dijo a su marido:
—¿Sabes qué me gustaría, cariño?
Sí, lo sé —contestó el hombre cansinamente—. Pero alguna vez tenemos que comer.


De vez en cuando conviene desayunar, pero por lo demás la vida es un romance continuo. Y yo no solo os enseño el romance del cuerpo, que es muy vulgar; os enseño el romance del espíritu, que tiene principio pero no final. Pero solo es posible si empiezas a ir hacia dentro. Ir hacia dentro significa ir hacia Dios.



Osho

viernes, 22 de agosto de 2008

QUÉ SUCEDE NASRUDIN ????

Mulla Nasrudin padecía de insomnio y acudió a un psiquiatra. El psiquiatra le dijo:


—Eso no es nada


!!! NO ES QUE LA PSIQUIATRIA SEPA QUÉ HACER, SINO QUE LOS EXPERTOS FINGEN SABERLO !!!


Le dijo:


—Haz una cosa. Tú comercias con lana, conoces las ovejas. Ponte a contar ovejas. Empieza a contarlas, desde uno hacia delante, sin parar. Finalmente, te dormirás.

Al día siguiente, Nasrudin fue de nuevo, esta vez muy excitado, medio loco. Entró en la consulta del psiquiatra tan violenta y airadamente que éste se asustó. Le dijo:


—¿Qué sucede, Nasrudin?


Nasrudin le contestó:


—Antes de utilizar su método, yo dormía dos, tres horas, por lo menos. Pero anoche no puede dormir ni siquiera eso porque me puse a contar sin parar... miles de ovejas... Y entonces pensé: «Esto no funciona». De modo que empecé a esquilarlas, a acumular montañas y más montañas de lana... Y luego pensé: «Esto no funciona», y empecé a fabricar mantas con ella, que es a lo que me dedico... ¡Diez mil mantas! Pero ¿quién me las va a comprar? Me ha vuelto completamente loco. Ahora, estas diez mil mantas están en mi cabeza. Y el mercado está bajo, las cosas no van bien y es difícil encontrar compradores...

Así ocurre….

¡!! NO ES POSIBLE AYUDAR A ALGUIEN QUE TIENE DIFICULTADES PARA DORMIRSE ¡!!

La única manera es decirle: «No hagas nada». Sigue esperando; no hagas nada. Todo lo que hagas dificultará que te duermas porque el sueño pertenece al «dejar de hacer». El sueño llega; ¡no lo puedes provocar! De repente te lo encuentras, te envuelve, te pierdes. Pregúntales a los que concilian fácilmente el sueño. Te dirán: «No hacemos nada. Apenas colocamos la cabeza en la almohada y apagamos la luz, desaparecemos». ¡No hay nada que hacer!


Y lo mismo es verdad sobre la Iluminación:

¡!! NO HAY NADA QUE HACER. APAGAS LA LUZ, DESCANSAS SOBRE LA ALMOHADA Y ¡ ALLI VAS ¡ LA ILUMINACION ES UN PROFUNDO DESCANSO ¡!!

OSHO

viernes, 15 de agosto de 2008

La verdadera felicidad forma parte de la verdad.

Hubo un caso. Una mujer denunció a Mulla Nasrudin. Reclamaba que su hijo era el hijo de Mulla Nasrudin y ante el tribunal Mulla lo negó con firmeza. Finalmente el juez le preguntó:

"Nasrudin, dime solamente una cosa: ¿Dormiste con esta mujer?"

Nasrudin le contestó:

"No, su señoría. No pude dormir en absoluto".

Tus mentiras sólo son superficiales porque la verdad encuentra caminos para manifestarse.
Encuentra un camino. Al final se descubre la verdad y tú desperdicias toda tu vida en mentiras. No desperdicies ni un solo instante. Todo el tiempo que desperdicias mintiendo es irrecuperable. Y nadie es feliz mintiendo; es imposible. Las mentiras solamente pueden simular la felicidad; no pueden proporcionarte la verdadera felicidad.


Osho

jueves, 14 de agosto de 2008

Escuché esta anécdota:

Dos hombres de negocios muy ricos se relajaban en la playa de Miami. Estaban tumbados dándose un baño de sol. Uno comentó:
—No entiendo qué ve la gente en Elizabeth Taylor, la actriz. No entiendo qué ven, por qué enloquecen así. ¿Qué tiene? Sácale los ojos, sácale el cabello, sácale los labios, sácale la figura, y ¿qué queda, qué tienes?
El otro gruñó y replicó con tristeza:
—Mi esposa, eso queda.


Eso es lo que se ha hecho de tu esposa, de tu marido: no queda nada. Debido a la familiaridad, todo ha desaparecido. Tu marido es un fantasma; tu esposa es un fantasma, sin figura, sin labios, sin ojos, sólo un feo fenómeno. Esto no siempre fue así. Una vez, te enamoraste de esa mujer, pero ella ya no está ahí; ahora no la miras en absoluto.
En realidad, maridos y mujeres evitan mirarse uno a otro. Me he alojado con muchas familias y las observé. Maridos y esposas evitan mirarse uno a otro. Han creado muchas formas de evitarse; siempre se sienten incómodos cuando se los deja solos. Los invitados siempre son bienvenidos, porque cuando vienen, ambos pueden mirarlos y así se evitan mutuamente.


Osho
Oí hablar de un hombre que se pasó toda la vida buscando una mujer perfecta; pero al final tuvo que morir soltero. Cuando se estaba muriendo, alguien le preguntó:

—¿Cómo es que, habiendo estado toda tu vida buscando una esposa perfecta, no hayas encontrado ni una sola que lo fuera?

—¿Quién te ha dicho que no la haya encontrado? -replicó él-, me he cruzado muchas veces con una mujer perfecta.

—¿Y qué pasó? -preguntó acto seguido el interrogador-, ¿por qué no te casaste con ella?

—¡Porque ella también iba buscando un hombre perfecto! -respondió él.
OSHO
Una vieja solterona falleció y sus dos viejas amigas acudieron a un cincelador para encargarle una lápida.

—¿Y qué mensaje les gustaría poner en la lápida? -preguntó el cincelador.

—Bueno -dijo una de las solteronas-, en realidad es muy simple. Nos gustaría: «Llegó virgen, vivió virgen y murió virgen».

—Sepan, señoritas -replicó el cincelador-, que podrían ahorrarse mucho dinero poniendo simplemente: «Devuelta sin abrir».


La mayoría de las personas vuelve sin abrir; pero nadie es responsable salvo ellas mismas.
OSHO

domingo, 10 de agosto de 2008

Es uno de los problemas de Occidente.


He oído hablar de una mujer que decía al cirujano plástico:


«Necesito un lifting.»
El cirujano la miró y dijo:


«No hay nada mal, es sólo la edad, no se preocupe. ¿Para qué pasar por todas esas molestias innecesa­riamente?»


Pero la mujer seguía insistiendo, así que el doctor le dijo:


«Muy bien. Pero le va a costar cinco mil dólares.»
La mujer dijo:


«No tengo tanto dinero. ¿No puede aconsejarme algo más barato?»
El doctor dijo:


«Sí. Se puede comprar un velo.»



En Oriente la mujer no está preocupada, las cosas se aceptan tal como llegan. La acepta­ción ha sido el fundamento básico de la vida oriental. Occidente está continuamente imponiéndose a la naturaleza, exigiendo cómo deberían ser las cosas.

Nadie quiere hacerse viejo.

De forma que cuando llega el momento de la transición de una fase de la vida, su­cede un extraño fenómeno: al igual que una vela llega hasta el mis­mísimo final, y sólo le quedan unos instantes, en el último mo­mento la vela de pronto se vuelve más grande con todo su poder. Nadie se quiere ir.

Osho

sábado, 9 de agosto de 2008

¡Es formidable!


Uno puede suicidarse sólo una vez y tú lo has intentado muchas veces... y todavía está vivo. Esos intentos no eran verdaderos, todos ellos eran fingidos, y tú lo sabías incluso entonces.
Oí que Mulla Nasrudin quería suicidarse. Siendo un hombre de gran inteligencia hizo todos los arreglos, no dejó ningún resquicio. Tal vez nadie más haya intentado suicidarse de esa manera. Se fue a la cima de una colina llevándose una pistola. Justo al pie de la colina, muy abajo, había un río muy peligroso, muy profundo y sur­cado por toda clase de rocas.
Y también se llevó una cuerda, pues en la colina había un árbol. Para no dejar nada al azar y que el sui­cidio ocurriera con absoluta seguridad, se imaginó todas las posibi­lidades. Se llevó también un gran bidón repleto de petróleo.
Se colgó del árbol, pero puesto que iba a hacer muchas más cosas no "se elevó del suelo porque entonces, ¿cómo habría podido hacer las demás cosas? Así que estaba colgando del árbol pero de pie sobre el suelo. Entonces se vertió el petróleo por encima; se había traído también un encendedor. Encendió el fuego y el petróleo­ ardió todo alrededor suyo. Pero no era hombre de dejar nada al azar, así que también se disparó un tiro a la cabeza. Pero la bala cortó la cuerda y él se cayó al río, ¡y el agua del río apagó el fuego!
Desesperado, emprendió el regreso a casa y entonces me lo encontré.
Le pregunté: «¿Estás todavía con vida después de tantos arreglos?»
Él dijo:

«¡Qué le vamos a hacer! ¡Sé nadar!»
Todo fracasó.

Dices que has intentado suicidarte muchas veces. Una cosa es cierta: tú no quieres suicidarte; lo que quieres es jugar con esa idea y sientes además que hay en ti un cierto temor a la muerte y también un cierto disfrute. Esta situación no es sólo tuya, es un fenómeno humano muy común. La vida es una tortura, una carga; es una angustia. Uno quiere librarse de todo ello. Librarse significa librarse de la angustia, de la desesperación, de la desesperanza, del sin sentido, de la esposa, del marido, de esos niños, de este trabajo; de ahí que haya una atracción hacia la muerte, porque la muerte pondrá fin a toda tu miseria. Pero también te pondrá fin a ti... y eso da miedo.


Osho

miércoles, 6 de agosto de 2008

El ego se adorna continuamente.

Sería mejor decir que el ego lleva su propio infierno adondequiera que vaya.
Ocurrió lo siguiente:

El mulá Nasrudín se cayó a un pozo negro y no podía salir.


Se puso a gritar:

«¡Fuego, fuego!», y al cabo de un par de horas aparecieron los bomberos.
-¡Aquí no hay ningún fuego! -exclamó el jefe de bomberos-.
¿Por qué ha gritado «fuego»?
-¿Y qué quería que gritase?
-preguntó el mulá
-. ¿Mierda?

El ego es de tal manera que incluso si está en el infierno no lo admitirá.


Osho