He oído hablar de una mujer que decía al cirujano plástico:
«Necesito un lifting.»
El cirujano la miró y dijo:
«No hay nada mal, es sólo la edad, no se preocupe. ¿Para qué pasar por todas esas molestias innecesariamente?»
Pero la mujer seguía insistiendo, así que el doctor le dijo:
«Muy bien. Pero le va a costar cinco mil dólares.»
La mujer dijo:
«No tengo tanto dinero. ¿No puede aconsejarme algo más barato?»
El doctor dijo:
«Sí. Se puede comprar un velo.»
En Oriente la mujer no está preocupada, las cosas se aceptan tal como llegan. La aceptación ha sido el fundamento básico de la vida oriental. Occidente está continuamente imponiéndose a la naturaleza, exigiendo cómo deberían ser las cosas. Nadie quiere hacerse viejo.
De forma que cuando llega el momento de la transición de una fase de la vida, sucede un extraño fenómeno: al igual que una vela llega hasta el mismísimo final, y sólo le quedan unos instantes, en el último momento la vela de pronto se vuelve más grande con todo su poder. Nadie se quiere ir.
Osho
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