viernes, 11 de julio de 2008

Has acudido a mí porque nunca ha existido reino alguno.

No tienes nada que perder y ahora tienes miedo. Mira los trucos de la mente, los engaños de la mente; analízalos.

Un hombre entró a una tienda de mascotas. Dio un vistazo y le preguntó al tendero:
—¿Cuánto vale ese perro?
Era un pastor alemán de aspecto feroz.
—Quinientas rupias —le informó el tendero.
Era demasiado para él, de modo que, lógicamente, dijo:
—¿Y ese pequeño cuánto vale?
Se trataba de otro perro, de tamaño más pequeño.
—Mil rupias.
El hombre siguió intentándolo.
—¿Cuánto vale ese pequeñín?
Era un perro muy pequeño.
—Dos mil rupias —contestó el tendero.
El hombre quedó muy desconcertado y perturbado y preguntó:
—¿Y cuánto me cuesta no comprar nada?

¡
El precio subía a medida que el perro disminuía! Si no compras nada, ¿cuánto te costará? Ese es tu miedo.

¿Qué ocurrirá si te acercas más a mí? No pasará nada, porque no tienes nada que perder. Y todo ocurrirá, porque una vez que esa nada se pierda, todo se vuelve posible. Una vez que ese refugio, que para ti se ha tornado cautiverio, se pierda, el cielo se abrirá infinitamente; una vez que estas riberas, que han sido una prisión para ti, se pierdan, te volverás ilimitado, te volverás infinito.
Deja que el río fluya sin temor a lo desconocido, a lo no relevado. Allí estará la muerte, pero la muerte siempre es seguida por el renacimiento. Muere y renace, piérdete y encuéntrate. El miedo proviene de la mente, el amor de tu corazón. Escucha al corazón.

Osho

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