martes, 3 de junio de 2008

Déjame que te cuente una anécdota.

Hay dos clases de gente. Una pertenece al tipo obediente, dispuesto a entregarse a cualquiera. No posee en su interior un alma independiente. Los que pertenecen a esta clase de gente son inmaduros, infantiles, siempre buscando la figura del padre, buscando a alguien que les diga lo que han o lo que no han de hacer. No son capaces de confiar en sí mismos. Esa gente forma la mayor parte de la población mundial, las masas.

Luego, en oposición a esa gente, existe una pequeña minoría que rechaza la sociedad, que rechaza los valores de la sociedad. Y creen que son rebeldes. No lo son, son sólo reaccionarios. Tanto si escuchas a la sociedad como si la rechazas, si la sociedad permanece siendo el factor determinante, entonces eres dominado por la sociedad.


Déjame que te cuente una anécdota.


Una vez Mulá Nasrudin había partido de viaje y al regresar a su ciudad llevaba una gran barba. Sus amigos, naturalmente, bromeaban sobre la barba y le preguntaban cómo se había decidido a dejársela tan larga. Mulá empezó a quejarse y a maldecir la barba en unos términos no muy claros. Sus amigos se sorprendieron por el modo en que estaba hablando y le preguntaron la razón por la cual seguía llevando barba si eso no le gustaba.

-Odio esa maldita cosa –les dijo Mulá.

-Si la odias tanto, ¿por qué no te la afeitas y te liberas de ella?

-Le preguntó uno de sus amigos.

Un destello diabólico brilló en los ojos de Mulá mientras le respondía:

-¡Porque mi esposa también la odia!

Pero eso no te hace libre. Los hippies, los yupies y esa gente no son realmente unos rebeldes; son unos reaccionarios. Han reaccionado en contra de la sociedad. Unos son obedientes, otros son desobedientes, pero el centro de dominación es el mismo. Unos pocos obedecen, otros pocos desobedecen, pero nadie mira en el interior de su propia alma.

Una persona realmente rebelde es aquella que no está ni a favor, ni en contra de la sociedad. Aquella que simplemente vive de acuerdo con su propia comprensión. Si va en contra de la sociedad, o a su favor, es irrelevante, no importa. Puede que a veces vaya a favor de la sociedad, a veces puede no ir a favor de la sociedad, pero eso no es lo importante. Vive de acuerdo a su propia comprensión, de acuerdo a esa pequeña luz. Y no estoy diciendo que se vuelva muy egoísta respecto a eso. No; es muy humilde. Sabe que su luz es escasa, pero que ésa es toda la luz que posee. No es altanero, es muy humilde. Dice:

“Puede que esté equivocado, pero por favor, permíteme que esté equivocado de acuerdo conmigo mismo”.

Ésta es la única forma de aprender. El cometer errores es la única forma de aprender.
Osho- "Vida , Amor y Risa"

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