martes, 10 de junio de 2008

No necesitas que te salven.

Fíjate en lo siguiente:

A Calvin lo sorprendió su madre cometiendo un pecado mortal, y lo obligaron a confesarse inmediatamente.

—Padre, he estado toqueteándome —dijo Calvin.

—¿Por qué has hecho semejante cosa? —preguntó el cura, muy enfadado.

—Es que no tenía nada mejor que hacer —respondió Calvin.

—Cuatro padrenuestros y cinco avemarías de penitencia.

La madre de Calvin volvió a pillarlo una semana más tarde, y una vez más el chico tuvo que ir a confesarse.

—Padre, he estado toqueteándome.

—¿Y por qué lo has hecho?

—Es que no tenía nada mejor que hacer —respondió Calvin.

—Diez padrenuestros y cinco avemarías de penitencia.

A la semana siguiente, la madre de Calvin volvió a sorprenderlo.

—Ya estás volviendo —dijo—. Y llévale esta tarta de chocolate al padre.

Mientras esperaba en una larga cola, Calvin se comió toda la tarta y en el confesionario dijo:

—Padre, mi mamá me había dado una tarta de chocolate para usted, pero mientras esperaba me la he comido entera.

—¿Por qué has hecho eso? —preguntó el cura.

—Es que no tenía nada mejor que hacer.

—¿Y por qué no te has toqueteado un poquito?

AL SACERDOTE NO LE IMPORTA LO QUE HAGAS; tiene sus propios intereses, su tarta de chocolate. ¡Y a ti, que te zurzan! Haz lo que te dé la gana, pero ¿dónde está la tarta?

Ellos crean la culpa y después te perdonan en nombre de Dios. Te convierten en pecador y después te dicen: «Ven a Cristo, el salvador».

No hay nadie que pueda salvarte, porque para empezar, no has cometido ningún pecado. No necesitas que te salven.

Osho

No hay comentarios:

Publicar un comentario