Buda utilizaba el lenguaje del pueblo, el pali, que era el lenguaje de los campesinos. Mahavira usaba el pracrito, que es la forma grosera del sánscrito; el pracrito es la forma natural del sánscrito -no tiene gramática propiamente dicha-. El erudito no ha llegado todavía, no ha refinado las palabras convirtiéndolas en incomprensibles para la gente sencilla. Pero los sacerdotes han venido utilizando el sánscrito, todavía lo utilizan. Nadie entiende hoy el sánscrito, pero ellos siguen hablando en sánscrito porque su profesión depende de crear una brecha, no un puente. Sólo si el pueblo llano no entiende pueden subsistir los sacerdotes. Si el pueblo llano entiende lo que los sacerdotes dicen, éstos están perdidos, porque no dicen nada.
En cierta ocasión el Mulla Nasrudin fue a visitar a un médico, y los médicos han aprendido el truco de los sacerdotes: escriben en latín y en griego, y escriben de tal forma que incluso a ellos mismos les resulta complicado leer sus escritos. Nadie tiene que entender lo que escriben. De modo que el Mulla Nasrudin fue a un médico y le dijo:
-Mire, sea claro. Limítese a decirme los hechos. No utilice latín y griego.
-Si usted insiste y me permite la franqueza -dijo el médico-, no tiene ninguna enfermedad. Lo único que tiene es pereza.
-Muy bien -contestó Nasrudin-, gracias. Ahora escríbalo en griego y en latín, para que se lo pueda enseñar a la familia.
Los listos han estado siempre explotando a la gente sencilla. Por esto Buda, Jesús y Mahavira nunca fueron respetados por los brahmanes, los eruditos, los listos, porque eran destructivos, estaban destruyendo todo su negocio.
Si la gente entiende, entonces el sacerdote no es necesario.
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