Incluso si dice «no sé», su ignorancia es más valiosa que los conocimientos de la mente, porque al menos su ignorancia, su aceptación de la ignorancia, está más cerca de la verdad. Al menos no está intentando fingir, no es un hipócrita.
Observa, y verás que todas tus respuestas vienen de tu memoria. Entonces trata de encontrar el lugar en el que la memoria no funciona y funciona la consciencia pura. Eso es el entendimiento.
He oído que:
El médico entró en la habitación de la paciente. Cinco minutos después, salió y pidió un sacacorchos, luego volvió a su paciente. A los cinco minutos, volvió a salir y pidió un cincel y un martillo.
El marido, ansioso, ya no pudo aguantar más. Le rogó:
—Por amor de Dios, doctor, ¿qué le pasa a mi esposa?
—Aún no lo sé —replicó el médico—. No consigo abrir mi maletín.
A veces, ni siquiera cuando dices «No sé», proviene necesariamente del entendimiento. Puede que simplemente no consigas abrir tu maletín. Puede que no logres abrir tus recuerdos, o que no seas capaz de encontrar nada en la memoria; necesitas tiempo. Dices: «No sé. Dame tiempo, deja que lo piense». ¿De qué te servirá pensar? Si sabes, sabes; si no sabes, no sabes. ¿En qué vas a pensar? Pero dices: «Dame tiempo, pensaré en ello». ¿Qué estás diciendo? Estás diciendo:
«Tendré que ir al sótano de la mente y buscar. Y hay tanta basura acumulada con los años que resulta difícil encontrar algo, pero haré todo lo que pueda».
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