sábado, 17 de mayo de 2008

Se entiende con facilidad a la persona no inteligente.

Hace unos días, leí lo siguiente: tres médicos, viejos amigos, se encontraron cuando estaban de vacaciones. En la playa, al sol, se pusieron a fanfarronear.

Uno dijo:

—Me trajeron a un hombre que había perdido las dos piernas en la guerra. Le puse piernas artificiales, y fue un milagro. ¡Es uno de los mejores corredores del mundo! Tiene muchas posibilidades de ganar en los próximos Juegos Olímpicos.

Otro dijo:

—Eso no es nada. A mí me trajeron a una mujer que se había caído del trigésimo piso de un edificio, y le quedó la cara completamente destrozada. Hice un trabajo excelente de cirugía estética. Y el otro día me enteré por la prensa de que es Miss Universo.

El tercer médico era un hombre modesto. Los otros dos le miraron y preguntaron:

—¿Qué has hecho últimamente? ¿Alguna novedad?

Respondió:

—Nada especial... y además, no se me permite hablar sobre ello.

A sus dos colegas les picó la curiosidad e insistieron:

—Pero somos amigos; guardaremos el secreto. No te preocupes, que no trascenderá.

Así que dijo:

—Vale. Si me lo prometéis... Me trajeron a un hombre que se había quedado sin cabeza en un accidente de tráfico. Yo no sabía qué hacer. Salí al jardín para pensar, y me encontré una col. Como no vi nada más, le puse al hombre la col en el lugar de la cabeza. ¿Y sabéis qué? Pues que ese hombre es ahora el presidente de Estados Unidos.

Se puede destruir a un niño, pero de todos modos puede llegar a presidente de Estados Unidos. No existe ninguna imposibilidad inherente de triunfar sin inteligencia. Aún más: resulta más difícil triunfar con inteligencia, porque la persona inteligente tiene inventiva. Siempre se adelanta a su tiempo, y se tarda tiempo en comprenderla.

Se entiende con facilidad a la persona no inteligente. Encaja en la gestalt de la sociedad, que tiene sus valores y criterios para juzgarla.

Pero la sociedad tarda años en valorar a un genio.

Osho-"Intimidad"

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